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A veces hay que perderse para encontrarse un poco. Llorar para después reír, morir un rato para después vivir.

Quizás nunca te encuentres, tal vez estás en eso. Caerse es infinito y frenarse es un instante.

El golpe de realidad siempre es duro pero es mejor tenerlo a seguir ciego por un camino que nada brinda. 

Torpes serán algunas decisiones pero también serán el comienzo de un cambio, mínimo pero cambio al fin. Si no lo haces vos nadie va a elegir en tu lugar.

¿De que sirve quedarse en el lugar y quejarse siempre de lo mismo?, tal vez la monotonía es ese golpe de realidad que es la vida misma. 

No hay resultados sin movimientos. Nadie logró nada en un estado estático y es en ese limbo donde me siento ahora, tan equilibrado está que no me deja moverme a ningún lado. El limbo qué quiero romper en mil pedazos pero el miedo lo paraliza. Ese miedo que debería ser motor y motivo para soltarlo y volver a ser yo definitivamente.

Incluso no sabiendo quien soy yo realmente, ¿soy estos pensamientos? ¿Soy la imagen que el resto tiene de mi? Si así lo fuera hay tantas imagenes mías como personas en mi vida. Aun así no se cual es la correcta, podrían ser todas, podría ser ninguna. Todas se complementan para formar mi ser que, perfecto o no, existe.

Existe porque deja huella, deja huella porque vive, vive porque aun hay motivos para seguir. 

Incluso los más efímeros sirven de combustible para este motor que siente que se apaga cada día pero se renueva con el tiempo. 

De eso se trata la vida dicen... Tal vez no sepa aun mucho de eso, suelo sentir que no estoy viviendo como se debe. Pero no hay reglas para eso, nadie nace sabiendo, nadie vive sabiendo. Solo se que vivo, el aire que respiro es lo que siembro, la tierra que piso y conquisto es la historia que escribo cada día. Irrelevante o no es mía y nadie más que yo va a poder escribirla.